sábado, 27 de agosto de 2011

Sobre la "Niña"

Desde acá, dosmil seicientos metros más cerca de las estrellas y no nos pudimos salvar del anegamiento originado en un régimen de lluvias casi nunca visto en los últimos 100 años, la sabana de Bogotá y los Valles de Ubaté y Chiquinquirá, las mejores tierras de todo el país, más de un metro de capa vegetal, como que en sus inicios eran el lecho de la gran laguna, antes de que Bochica y Bachué la drenaran rompiendo por lo que siempre se ha conocido como el Salto de Tequendama, que es la caída por donde el agua sabanera convertida en el Río Bogotá sale de la sabana para buscar las tierras bajas y desembocar al Río Grande de la Magdalena y por él al mar. Y antes de que los campesinos pobres y los campesinos ricos la desecaran abusivamente convirtiendo una laguna de 50.000 hectáreas, en una lagunita de 8.000 hectáreas. El agua viniendo a reclamar las tierras que le corresponden. A ver qué hacen ahora¬: amén de quejarse y llorar y salir a pedir que el gobierno los ayude, que lo han perdido todo y, siendo como son, campesinos acomodados y campesinos ricos, por que ha de saberse que la Unidad Agrícola Familiar o la cantidad de tierra con la que una familia normal puede obtener los ingresos necesarios para vivir como la familia de un obrero urbano, en esta zona es el equivalente a una hectárea y la mayoría de quienes acá habitan son propietarios o arrendatarios de más de 10 hectáreas. En el resto de áreas se desecaron los humedales para construir parques de diversión, condominios, urbanizaciones, autopistas, carreteras y caminos, montar grandes explotaciones de flores bajo invernadero, clubes con sus respectivas canchas de golf, grandes Universidades y colegios campestres para niñ@s bien o sea con matrículas y pensiones carísimas y todos estos propietarios o usufructuarios están ahogados en agua por todos lados. Pérdida total. Esta vez, también, pierden los ricos.
Los pobres damnificados que los hay por miles, cuyas casas de habitación contruídas en las últimas faldas de las montaña, en terrenos deleznables que les venden a precios de terrenos planos, los que compraron y construyeron muy cerca de los causes normales de ríos y quebradas y aquellos a los que se les filtraron los techos de malos materiales o de materiales muy deteriorados por el tiempo. Estos ya saben que hacer: sacar los corotos, lavarlos ponerlos a secar y luego volver a utilizarlos porque “no hay de otra”.
Pero si esta es la catastrófica situación en lo alto, en lo limpio, la tragedia para las gentes que habitan en las riveras de quebradas y grandes ríos, mayoritariamente pobres, es de marca mayor, porque siempre les pasa, cada invierno, eso ya se sabe, pero es que esta vez la cosa ha sido grave pues se inundó en diciembre, enero y sin haberse podido terminar de secar esa inundación se vino la otra con más fuerza y, por supuesto, con daños más graves más profundos, irreversibles. Y sin saberse si va a pasar o seguirá, ni cuánto tiempo. El gobierno apenas atina a decir que esto es grave, que el 95% de los municipios está anegados, llama a rezar. Las NNUU critican a Colombia y la conminan a parar la deforestación, como quien dice: quien los mandó, ahora corran con las consecuencias. Fuera Japón, inmediatamente toman medidas y recogen pertrechos, despliegan toda la ayuda posible- Quien los manda ser pobres y estar pobremente gobernados.
Y vuelve y juega, estamos terminando agosto de 2011, el IDEAM anuncia que empezó un nuevo invierno, los dineros del apoyo a los damnificados de los dos inviernos pasados parecería que no han bastado, o no se han aplicado bien, o están en trámite burocrático para aplicarlos, de tal suerte que las mayorías de damnificados lo serán por enésima vez. Qué tragedia, ya se informa de grandes deslizamientos en la cordillera central que dejan sin comunicación vial el occidente con el oriente y con el centro, graves inundaciones en la región de Norte de Santander. Ello cuando solo van dos o tres días del nuevo invierno. Desafortunadamente el pueblo que no termina de desprenderse de la modorra que le dejara el “embrujo autoritario” del anterior nefasto gobierno, ahora se empieza a sentir “seducido melosamente” por el nuevo gobernante, que no hace nada pero, eso sí, dice y dice, durante más de un año, que va a hacer y a deshacer para lograr la “prosperidad para todos” , carreta demagógica.
Desde las calles de Colombia. Agosto 27 de 2011.
Bayardo Ariza Olarte

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